Hemos iniciado la recreación del Apostolado de la Oración hace casi diez años. Son procesos espirituales largos que no dependen de nuestras fuerzas o capacidades sino de nuestra disponibilidad al Espíritu del Señor, pues es Él quien conduce. Esta recreación ha sido necesaria para que este tesoro espiritual de la Iglesia se pueda comunicar a más personas, especialmente a las nuevas generaciones, y también para que seamos más fieles a la misión que la Santa Sede nos confía desde finales del siglo XIX.