

Recemos para que los jóvenes del continente africano tengan acceso a la educación y al trabajo en sus propios países.
[…] Las jóvenes generaciones necesitan, sobre todo, vuestro testimonio: los jóvenes nos miran. En África, el futuro está en las manos de los jóvenes, y hoy están llamados a defenderse de nuevas y desaprensivas formas de «colonización», como el éxito, la riqueza, el poder a toda costa, pero también el fundamentalismo y el uso distorsionado de la religión, e ideologías nuevas que destruyen la identidad de las personas y las familias. El camino más eficaz para superar la tentación de ceder a estos estilos de vida tan peligrosos es invertir en el campo de la educación. La misma también será útil para contrastar la difundida mentalidad de vejación y violencia, así como las divisiones sociales, étnicas o religiosas. Hay que preocuparse, sobre todo, por ofrecer una propuesta educativa que enseñe a los jóvenes a pensar críticamente y les indique un itinerario de maduración en los valores (cf. Exhortación apostólica Evangelii gaudium, 64). En este itinerario educativo, un instrumento importante es la pastoral escolar: tanto en las escuelas católicas como en las públicas, es preciso conjugar la tarea educativa con el anuncio explícito del Evangelio (ibídem, nn. 132-134).
DISCURSO AL SIMPOSIO DE LAS CONFERENCIAS EPISCOPALES
DE ÁFRICA Y MADAGASCAR
Francisco
7 de febrero de 2015
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